La semana pasada te hablaba del sentimiento de estar bloqueada: Qué sientes, cómo sufres, cómo puedes comenzar a combatir tus bloqueos.
Las próximas semanas iremos adentrándonos en profundidad en estos problemas que tanto nos paralizan y tanto mal nos hacen y me parecía interesante comenzar por el comienzo de esta fase por la que estás pasando, has pasado o vas a pasar.
Porque todo tiene un origen:
Las causas son muy diversas. Existen tantos condicionantes que posiblemente sea muy difícil evitar llegar a la etapa de bloqueo.
No obstante, como toda etapa (buena o mala) en nuestra vida, siempre podemos darle la vuelta a la tortilla y aprender de esta experiencia para intentar hacer, todo lo que esté en nuestras manos, por no volver a sufrir una etapa de bloqueo como las que ya hemos pasado.
Al fin y al cabo, no es una experiencia gratificante para nadie.
Volviendo a las causas, ¿qué puede llevarte a pasar de un estado de euforia y creatividad a un estado de bloqueo y parálisis creativo?
Nos ocurre muchas veces que creemos (o nos obligamos a creer) que hemos superado alguna situación traumática del pasado. Una situación que en su momento nos causó mucho estrés y mucho dolor. Ese trauma que no resolvimos en el pasado y que nos obligamos a mirar para otro lado para poder superarlo, sigue enquistado en nuestro interior esperando que llegue el momento para volver a salir al exterior.
Volver a pasar por ello, o volver a sentir esos sentimientos que permanecían ocultos en nuestra memoria, hará que todo nuestro mundo se desmorone, sintamos que no podamos avanzar y nos bloqueemos.
Si en este momento no hacemos frente al trauma pasado no resuelto, no conseguiremos otra cosa que salir aún más perjudicadas. Sin embargo, si consigues hacerle frente y superarlo, vas a salir reforzada como nunca te hubieras imaginado.
Sobre esto hemos hablado muchas veces. Te niegas la realidad. Te haces creer que no vales para algo, que no tiene porqué sucederte nada bueno, que quién eres tú para pensar si quiera en hacer tal cosa, en hablar de tal otra…
Suele estar relacionado con el hecho de comenzar a dar pasitos fuera de nuestra zona de comfort control. Nos enfrentamos a un mundo nuevo, desconocido, lleno de misterios. Nuestra mente empieza a imaginarse peligros y aparece nuestro lado más primitivo, fruto de cuando debíamos sobrevivir en un mundo tan hostil como cuando vivíamos en las cavernas.
Ponerte el listón alto puede motivarte a sacar la mejor versión de ti misma, puede motivarte a mejorar, a hacer las cosas bien.
Esto hace que no nos permitamos avanzar. Nos repetimos: “Si no hago las cosas bien, mejor no lo hago”.
El problema es que cada una personalizamos el nivel “bien” a nuestro antojo. Y, alcanzados este punto, tendemos a confundir algo que esté bien, con algo que esté perfecto. Un “perfecto” con el que jamás vamos a estar conformes y que nos lleva a bloquearnos y no nos deja dar un paso para conseguir lo que queremos.
Culpable por soñar, culpable por querer una vida mejor, culpable por sentir que mereces otra cosa, culpable por ser la primera que triunfa en casa, por ganar más que tu pareja, por ser independiente, …
Si en tu casa siempre han criticado a las personas que tenían éxito, tus amigos y entorno cercano no luchan por sus sueños (ni siquiera se paran a pensar que los tienen), siempre te han dicho que no valías para esto o aquello, que no eres nadie para dar tu opinión, que las mujeres sólo sirven para atender la casa, …
Tu infancia, tu pasado y tu entorno puede condicionarte más de lo que piensas. Y en vez de sentirte orgullosa por todo lo que estás consiguiendo, te sientes culpable porque estás destacando por encima de los demás o por encima de lo que se supone tendrías que destacar.
Las críticas, comentarios negativos y las envidias que vas despertando en este proceso de superación, tampoco ayudan. Y ese sentimiento que va creciendo poco a poco en tu interior a raíz de todas esas opiniones (que sólo proyectan miedos de los que las dan), pueden hacer que un sentimiento de culpa te lleve a bloquearte para evitar seguir avanzando, para evitar dejar de ser aceptada por tu entorno.
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Causas, como ves, hay muchas.
Lo importante es que te des cuenta que los bloqueos no sólo no te permiten avanzar si no que te transforman y te convierten en algo que no eres, alguien que no eres tú. Te vuelves insegura y te vuelves vulnerable a todo el que quiera hacerte daño.
Sólo cuando te permites ser quien realmente eres, permites que todos estos miedos y bloqueos desaparezcan. Darte cuenta de lo que vales, enfrentarte a tus miedos y traumas pasados, permitirte fallar, no ser perfecta y adentrarte en lo desconocido te permitirá desbloquearte, hacerte más fuerte y salir renovada de la experiencia.
Cómo hemos visto muchas veces, el camino no va a ser fácil, pero la recompensa valdrá con creces el esfuerzo invertido.
¿Te atreves a intentarlo?
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